viernes, 26 de septiembre de 2014

EL BECARIO, por Jon Arriola.



Se me ha invitado a escribir algo sobre mi experiencia futbolística y como de bien nacidos es ser agradecidos, pues eso, ahí va. Mis primeros recuerdos sobre este deporte de caballeros practicado por cerdos, se remonta a la temporada 1986/87. 

(Modo ñoño ON) Todos los domingos íbamos Aita y yo a la plaza nueva a cambiar cromos. Quién no se acuerda de Hugo Sánchez, Bernardo Schuster,… y el más grande, “Mágico González”. Ese era mi ídolo, seguramente por influencia de mi primo que me decía: “Yo quiero ser futbolista para hacer lo que hace ese los sábados por la noche”. Y yo le preguntaba: ¿y qué hace ese los sábados por la noche para que tú quieras ser como él?”. En ese momento, me miraba a los ojos, ponía su mano sobre mi hombro y me respondía: “ya te lo contaré cuando seas más mayor”. Pues bueno, ya tengo 33 años y no me lo ha contado (Modo ñoño OFF).
De pequeño me encantaba jugar a fútbol en el recreo, éramos 200 críos corriendo detrás de 5 ó 6 balones, daba igual que lloviera, que nevara,… la única norma no escrita era que el balón de los mayores no se podía tocar, bajo ningún concepto. Esto lo aprendías rápido, muy muy rápido. Mi problema era que ser diestro y tener dos pies izquierdos no es demasiado bueno para jugar al deporte rey, así que me apunté a baloncesto. 
Más tarde me enteré de que el padre de José Luís, mi vecino del 3ºB, había sido jugador profesional, tócate los cojones. Y yo pensaba: “Así que ese tipo delgado, con cara de mala leche que se levanta todas las mañanas a las 5 para ir a trabajar a Vidrala ha jugado en primera división”. Pues sí, eran otros tiempos y lo del fútbol a pocos quitaba de trabajar. Por cierto el padre de José Luís es “Escalza”, el hermano mayor del que jugó en el Athletic y aún conduce el Seat Ibiza que se “compró” en su última temporada en el Burgos. Pero en la otra cara de la moneda tenemos al gran Alexanco. Laudioarra de pro, de esos que quemaban la noche en el pueblo y alrededores. Un hombre hecho a sí mismo, de esos que no decían que no a un cubata o una noche loca. Vamos, un futbolista de los de verdad.
Me he desviado del tema, ¿por dónde íbamos?… vale. Mi primera visita a la catedral fue en un partido de pretemporada entre Athletic y Dínamo de Kiev. Mierda de partido que me tocó ver encerrado en la famosa jaula para niños de San Mamés. Y sinceramente, no vi más partidos del Athletic en el templo del fútbol hasta que el “Ciclón de Basauri” me cedió el carnet de socio para ver al Lokomotiv. Por fin, este año me he animado y he pillado el paquete de 3 entradas para la Champions.
Y en cuanto a Comunio, esta es mi quinta temporada jugando, y estoy hasta la polla de tener que pagar comidas, cubatas y cafés a mis colegas. Espero, que esta vez, VOSOTROS me financiéis los tragos a mí. Me parece que me ha tocado el grupo de la risa y lo voy a aprovechar.
Aúpa Athletic y fuego al Madrid!!!

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